En un sentido muy general, las categorías son aquello a lo que nos referimos cuando decimos de una cosa que es de tal o cual manera. Una categoría pertenece siempre a un sistema categorial, cuyo objetivo último es el de poner orden en la multiplicidad caótica que resulta de otorgar realidad a todas las cosas que decimos o en las que pensamos. En los párrafos que siguen, examinaremos la noción de categoría desde el punto de vista filosófico, atendiendo a su origen, al problema de su naturaleza y a su función. Después, se expondrán los dos sistemas categoriales con más influencia en la historia del pensamiento occidental: el aristotélico y el kantiano.
¿Qué es una categoría?
Origen del término
El término "categoría proviene del griego kategoría y, a su vez, del verbo kategorein. En origen, la kategoría era un tipo de discurso perteneciente al género judicial, correspondiente a la acusación formal. En su Retórica, Aristóteles consideró tres tipos de discurso sobre la base del tipo de oyente al que se dirigen, distinguiendo el discurso epidíctico (dirigido a los ciudadanos, referente a acciones presentes y tendiente a lo bello, bajo las formas del elogio y de la censura), el discurso deliberativo (dirigido a los miembros de la asamblea, referente a acciones futuras y tendiente a lo conveniente, bajo las formas de la persuasión y de la disuasión) y el discurso judicial (dirigido a los magistrados, referente a acciones pasadas y tendiente a lo justo). A este último pertenecen la acusación (kategoría) y su contrario, la defensa (apología).
El término adoptó los sentidos derivados de "censura", "vituperio" y "reproche". Más determinante fue la ampliación de su significado, por el cual kategorein pasaría a significar "decir algo sobre alguien" o, en otras palabras, predicar. A partir de esta idea de predicación, la categoría quedaría vinculada también a la idea de clasificar. Es a partir de esta acepción como llegaría a adoptar su sentido filosófico, pues en su acepción más amplia categoría refiere a todos los tipos de predicado que se pueden aplicar a un sujeto. En un sentido más restringido, que es el que emplearía el propio Aristóteles, las categorías serían solo los predicados máximamente generales. Desarrollaremos esto más adelante.
El término "categoría" fue traducido por Boecio (finales del siglo V, principios del siglo VI) con el latín praedicamentum, por lo que el término castellano "predicamento" es un sinónimo de idéntico significado.
Una definición preliminar
Para continuar, vamos a emplear una definición del concepto de "categoría", tomada de Gracia (2003), que nos será útil por su máxima generalidad:
Categoría es aquello (1), expresado (2) por un término simple o complejo, que puede predicarse de otro término (3).
Destacan tres características de esta definición:
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Su neutralidad axiológica: esta definición no se compromete con una determinada naturaleza de las categorías (no afirma si tienen entidad ni de qué tipo).
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Manifiesta que la categoría no se refiere al lenguaje como tal, sino a lo que el lenguaje expresa, a su referente.
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Descarta los objetos particulares, que no se pueden predicar de ninguna otra cosa.
Esta no es una definición unánimemente aceptada. Como veremos, hay distintas formas de entender las categorías, su naturaleza y su función. Nos detendremos ahora en el problema de su naturaleza.
Problemas filosóficos relativos a las categorías
La naturaleza de las categorías
Una de las cuestiones filosóficas alrededor de la problemática de las categorías es la que tiene que ver con la determinación de su naturaleza: ¿Existen las categorías? ¿En qué sentido o de qué manera? Este es, esencialmente, el problema de los universales, del que ya nos hemos ocupado en otra ocasión, por lo que en esta ocasión lo abordaremos de forma más sintética. Consideraremos tres posturas fundamentales: el realismo, que considera las categorías como existentes de forma extramental, el conceptualismo, que las considera como existentes solo dentro de la mente, y el nominalismo, que no las considera existentes como tal y las identifica con expresiones lingüísticas.
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Realismo.
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Realismo trascendente: postura originalmente expresada por Platón, según la cual las categorías son entidades de carácter abstracto. El problema principal de esta postura tiene que ver con explicar cómo se da la relación de participación entre los objetos individuales concretos y las categorías abstractas.
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Realismo inmanente: postura originalmente expresada por Aristóteles, según la cual las categorías existen inmanentemente a los objetos individuales concretos. El problema principal de esta postura tiene que ver con explicar cómo son posibles las categorías no ejemplificadas por ningún objeto individual (como "no-ser", "animal fantástico", etc.).
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Categorías entendidas como colecciones: considera que las categorías son los agregados de los objetos individuales correspondientes. El principal problema de esta postura es justificar que las categorías que se determinan no sean arbitrarias.
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Conceptualismo.
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Las categorías son conceptos existentes en la mente humana. Hay tres versiones de esta postura:
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Las categorías como imágenes en la mente, elaboradas a partir de las impresiones de los objetos individuales. Esta postura, que podemos atribuir a Hume, explica cómo las categorías se originan, pero no aclara el modo en que se relacionan entre sí.
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Las categorías como cualidades de las imágenes mentales. Si bien esta postura sí permite explicar cómo se relacionan entre sí las categorías, no aporta una explicación sobre cómo se originan.
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Las categorías como actos mentales, es decir, la idea de que la categoría no es más que el acto por el cual reconocemos un objeto individual (por ejemplo, reconocer una bicicleta en tanto bicicleta). El problema es explicar cómo persiste después esa idea o categoría, ya que el acto tiene un carácter instantáneo.
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Las categorías son los esquemas con los que elaboramos los conceptos de la mente. Esta es la postura originalmente expresada por Kant. El problema al que se enfrenta es explicar cómo funcionan dichos esquemas mentales y cómo se originan.
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Nominalismo. El nominalista puede considerar a las categorías como expresiones lingüísticas concretas, es decir, como la proferencia de tal palabra o su escritura, o bien como tipos lingüísticos de predicado. En cualquier caso se enfrenta al problema de la verdad, puesto que la proferencia de un enunciado del tipo "A es B" puede leerse como "El objeto A pertenece a la categoría B", pero no nos permite determinar si el objeto A concreto y realmente existente es B o en qué sentido lo es.
Nótese que en cualquiera de estas posturas a la que nos adscribamos nos enfrentaríamos a un mismo problema, señalado por Gracia: tanto la realidad extramental, como el concepto y la palabra son ya categorías, y al asociar la noción de categoría a solo una de ellas, estamos operando una reducción de su alcance. Dicho de otro modo, si queremos conservar la máxima generalidad de la noción de categoría, tenemos que emplear una definición ontológicamente neutral como la que hemos formulado antes, o bien determinar su naturaleza solo cuando nos interese ocuparnos de un ámbito restringido de la realidad. En este sentido, podemos observar que emerge la idea de que la categoría, más que por su naturaleza, queda determinada por su función.
La función de las categorías
Una categoría cobra sentido siempre en el marco de un sistema categorial. Según autores contemporáneos, como Grossman, la construcción de sistemas categoriales es, de hecho, el principal objetivo de la ontología, cuyas preguntas principales serían: ¿Cuáles son las categorías del mundo? ¿Qué leyes las gobiernan?
En primer lugar, y como hemos venido señalando, la característica fundamental de la categoría es su función organizadora, es decir, su papel es el de ordenar el conjunto de la realidad o bien un ámbito de ella. Además, y de forma inseparable, las categorías tienen una naturaleza jerárquica o arquitectónica: por una parte, guardan una relación con los objetos individuales, a los que engloban, y por otra parte guardan relaciones entre sí (destacando la relación de subordinación). Estos dos aspectos de las categorías dan lugar a varias preguntas o problemas filosóficos, como por ejemplo:
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Con respecto a la relación con los objetos individuales, ¿cómo se da esta relación? (este es el problema de los universales que ya hemos abordado), ¿cómo determinar qué categorías son mejores para organizar un determinado dominio?, etc.
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Con respecto a la relación de las categorías entre sí, ¿son excluyentes las categorías tomadas de dos en dos?, ¿existe una categoría máximamente general?, ¿pueden compararse distintos sistemas categoriales?, ¿cuántos niveles de categorías existen?, etc.
Un modo de definir funcionalmente una categoría es el siguiente: tomado un dominio de objetos D, efectuamos una partición del mismo de tal modo que obtengamos una serie de subdominios o taxones, de tal manera que se cumplan los siguientes requisitos:
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Cualquier objeto de D pertenece a un taxón.
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Ningún objeto de D pertenece a más de un taxón.
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Tomados todos los objetos pertenecientes a cada uno de los taxones, obtenemos de nuevo el dominio D al completo.
Esta noción de partición es más un ideal que un criterio estricto para definir la validez de una categorización. De hecho, en la vida cotidiana y en la práctica científica, muchos sistemas categoriales no se adecúan plenamente a él.
Categorías naturales y arbitrarias
Otro problema a considerar es la justificación del carácter arbitrario o natural de una categorización. A grandes rasgos, decimos que una categorización es natural si se basa en las características inherentes a los objetos que se trata de clasificar (como, por ejemplo, organizar a los seres vivos sobre la base de sus parentescos evolutivos), mientras que la denominamos arbitraria si se basa en características extrínsecas (como organizar a tales seres vivos sobre la base de si aparecen o no en un cuento infantil).
Las categorías máximamente generales
Aristóteles definió las categorías en sentido restringido como los predicados máximamente universales. Es decir, consideraba que existen unos predicados que tienen una "naturaleza límite" particular, y que podríamos definir así: un predicado (o categoría) C es una categoría última si no existe ningún otro predicado o categoría D que se pueda predicar de C.
Sin embargo, existen autores (como Sommers) que consideran que si intentamos definir unas categorías máximas o últimas en cualquier sistema categorial, siempre encontraremos nuevas categorías no triviales que puedan predicarse de ellas a su vez, de tal modo que la empresa de determinar unas categorías últimas estaría abocada al fracaso.
Existe una estrategia alternativa, que consiste en tratar de identificar solamente las categorías generales, excluyendo las categorías primeras. Las categorías primeras serían las categorías que tienen una relación inmediata con los objetos particulares. Por el contrario, una categoría C sería una categoría general si pudiese predicarse de otra categoría D. Así, no es necesario determinar si existen o no categorías últimas o cuáles serían en caso de existir.
Las categorías y los trascendentales
Existe un tipo de predicados universales que los filósofos han distinguido de las categorías. Se trata de los trascendentales. Los trascendentales son las características que tiene todo ente por el hecho de ser ente; por ello mismo, no sirven para discriminar entre entes, no los particularizan, sino que solo nos permiten describir a los entes en general bajo diversos puntos de vista (desde el punto de vista de la unidad, de la verdad, de la bondad, de la belleza, etc., etc.). Al no establecer ninguna partición sobre el dominio de los entes, no pueden considerarse categorías. El tratamiento más sistemático de los trascendentales se atribuye a Tomás de Aquino (De Veritate), pero un antecedente destacable es el de Felipe el Canciller (Summa de Bono).
El sistema categorial aristotélico
Aristóteles es el primero en poner sobre la mesa explícitamente el problema de las categorías desde el punto de vista filosófico. Para él, el problema se plantea desde el punto de vista metafísico: si el ser se dice de muchas maneras, hay que encontrar un modo de lidiar con la multiplicidad de lo real. El modo en que lo hará será a través de la identificación entre los modos de ser y los sujetos y predicados que pueden intervenir en la expresión "S es P".
En efecto, Aristóteles se ocupa de este problema tanto en sus obras lógicas (Categorías, Tópicos, Analíticos segundos) como en sus obras metafísicas (Física, Metafísica). En las primeras, las categorías se presentan como modos de predicación, es decir, como las distintas formas que adopta el verbo "ser" en el juicio. En las segundas, las categorías se presentan como modos de ser, es decir, como los géneros supremos de lo real. Esta acepción es la que destacarían los escolásticos, para quienes las categorías serían los géneros supremos del ente finito.
En primer lugar, Aristóteles plantea en Categorías una partición del conjunto de la realidad, sobre la base de dos criterios: la distinción entre sustancia y accidente y los usos en la predicación. Así, obtiene cuatro tipos de entes:
No puede ser predicado (solo puede ser sujeto: particular) | Puede ser predicado (puede ser sujeto o predicado: universal) | |
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No está en el sujeto (sustancia) | Sustancia primera | Sustancia segunda |
Está en el sujeto (accidente) | Accidente particular | Accidente universal |
Aristóteles presta escasa atención a los accidentes particulares. Sí se ocupará de la sustancia primera, correspondiente con el ente individual y concreto realmente existente, pero en lo que respecta a las categorías su atención se centra sobre los universales, es decir, sobre la sustancia segunda y los accidentes universales. Estos serán los que vendrán a conformar propiamente la tabla de categorías.
La tabla de categorías aristotélica -las diez categorías- se presenta en las Categorías y en los Tópicos, y son: sustancia (ousía en las Categorías, tí esti en los Tópicos), cantidad, cualidad, relación, tener, posición, dónde, cuándo, hacer y padecer. Existe una versión alternativa en los Analíticos segundos, la Física y la Metafísica, donde solo son ocho categorías. Las categorías excluidas son la del tener y la de la posición, que algunos intérpretes han considerado que quedan subsumidas, respectivamente, en las categorías de relación y lugar.
Con respecto a la cantidad, Aristóteles la define como el accidente que afecta al sujeto sobre la base de la materia, y puede ser continua o discreta. A su vez, la cualidad es el accidente que afecta al sujeto sobre la base de la forma, de manera indirecta a través de la cantidad. Por último, la relación es el accidente que involucra la referencia a otro sujeto.
Esta tabla es simplemente presentada por Aristóteles, sin justificar su elección u ordenamiento. Un primer intento de fundamentación viene dado por Tomás de Aquino, que la organiza sobre la base de las tres formas en las que el predicado puede referirse al sujeto:
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Si el predicado aclara el sujeto o dice lo que el sujeto es, la categoría en cuestión es la sustancia segunda.
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Si el predicado expresa algo que es inherente al sujeto, las categorías en cuestión son la cantidad (si se refiere de manera absoluta a la materia), la cualidad (si se refiere de manera absoluta a la forma) o la relación (si se refiere de manera relativa a otro sujeto).
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Si el predicado expresa algo que es externo al sujeto, puede ser en tanto hábito o posesión (tener), como medida extrínseca del lugar sin tener en cuenta el orden de las partes (dónde), como medida intrínseca del lugar teniendo en cuenta las partes (posición) o como medida extrínseca del tiempo (cuándo). También puede referirse al sujeto en cuanto polo de una relación, de modo que será hacer si es el origen de la relación o padecer si es su término.
El sistema categorial aristotélico ha recibido múltiples interpretaciones a lo largo de la historia, de las cuales podemos destacar tres:
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La interpretación gramatical, según la cual las categorías aristotélicas corresponden a las distintas partes del enunciado. Esta es la interpretación menos relevante y acreditada filosóficamente. Un exponente de la misma es F. A. Trendelenburg.
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La interpretación lógica, según la cual las categorías aristotélicas corresponden a los tipos de predicados lógicos. Esta ha sido una de las interpretaciones más tempranas históricamente, dadas ya por algunos de los primeros traductores y comentadores del Órganon. Un exponente moderno ha sido E. Zeller.
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La interpretación ontológica, según la cual las categorías aristotélicas expresan las distintas maneras, a un nivel de máxima generalidad, en que se concreta el ser. Un representante de esta lectura es H. Bonitz.
La interpretación más acreditada a día de hoy es una interpretación lógico-ontológica, según la cual las categorías aristotélicas refieren a modalidades del ser que se expresan en el lenguaje y el pensamiento bajo los distintos modos de predicación.
El sistema categorial kantiano
Otro hito filosófico en relación con los sistemas categoriales viene dado por Kant, quien en su Crítica de la razón pura plantea un sistema parcialmente inspirado en el aristotélico, pero con profundos cambios en su significación. Kant emplea el término "categoría" solo cuando hace referencia a Aristóteles. En el contexto de su sistema, emplea la expresión "concepto puro", que se refiere a las condiciones previas que todo sujeto debe tener para poder representarse los objetos de la intuición y del entendimiento. Es decir, en Kant, las categorías son los esquemas a priori mediante los cuales la mente puede formarse conceptos una vez recibe el material empírico a partir de los datos de la sensibilidad. En los párrafos a continuación emplearemos el término "categoría" igualmente para referirnos a los conceptos puros.
A diferencia de Aristóteles, Kant sí busca una fundamentación para elaborar sus categorías. Dado que el intelecto ordena los datos de la sensibilidad mediante juicios, derivará las categorías de la tabla de los juicios (basada en la Lógica de su época). Para ello, determinará primero las características que las categorías deberán cumplir para ser tales:
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Deben ser a priori, no a posteriori.
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Deben pertenecer al entendimiento, no a la sensibilidad.
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Deben ser elementales y distinguirse de sus derivados y compuestos.
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Su tabla debe ser completa y abarcar todo el dominio del entendimiento puro.
Las dos primeras características apuntan a que las categorías deben ser formas puras a priori del entendimiento y las segundas indican que deben ser capaces de clasificar adecuadamente todo su ámbito de aplicación.
En Kant, las categorías representan el alcance y los límites cognoscitivos de la experiencia, más allá de los cuales no es posible el conocimiento objetivo. En efecto, son las categorías lo que permiten un conocimiento objetivo y universalmente válido.
Con respecto a Aristóteles, nótense algunas importantes diferencias: si para Aristóteles las categorías son modos de ser, para Kant son las formas subjetivas que permiten la síntesis de los fenómenos de la experiencia mediante los juicios; si Aristóteles se basa en los tipos de predicado, Kant parte de los tipos de predicación, o dicho de otro modo, mientras que Aristóteles considera el contenido de los predicados, Kant toma la forma pura de la predicación. Además, Kant incluye en su tabla la modalidad (no considerada por Aristóteles) y la causalidad, que Aristóteles no trata en el contexto de las Categorías, pero que para Kant es importante incluir en respuesta al desafío escéptico planteado por Hume.
Hechas estas aclaraciones, exponemos aquí la tabla de las categorías de Kant.
Tipos de juicio | Categorías | |
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Cantidad | Universales Particulares Singulares |
Unidad Multiplicidad Totalidad |
Cualidad | Afirmativos Negativos Infinitos |
Realidad Negación Limitación |
Relación | Categóricos Hipotéticos Disyuntivos |
Sustancia e inherencia Causalidad y dependencia Comunidad (acción recíproca entre agente y paciente) |
Modalidad | Problemáticos Asertóricos Apodícticos |
Posibilidad/imposibilidad Existencia/no-existencia Necesidad/contingencia |
Al respecto, dos anotaciones:
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Las categorías se presentan en grupos de tres, en cada uno de los cuales la tercera categoría representa una síntesis de las anteriores tres: la totalidad representa la multiplicidad considerada como una unidad total, la limitación se corresponde con lo que está más allá de la afirmación y de la negación, la comunidad es una interacción causal que mantiene a los entes en relación y la necesidad es una forma de existencia que no es una mera posibilidad.
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Las categorías que caen bajo la relación presentan correlatos y las categorías que caen bajo la modalidad presentan contrarios.
Conclusión
La valoración contemporánea más aceptada a día de hoy de las categorías se corresponde con la interpretación lógico-ontológica de las categorías de Aristóteles. No obstante, como hemos tenido ocasión de señalar, por lo general se ha abandonado el proyecto de definir una tabla de categorías últimas, máximas o supremas. En menor consideración se tiene la tabla kantiana de las categorías, si bien autores contemporáneos como Strawson han recuperado la noción de categoría como esquemas de nuestro entendimiento que posibilitan y condicionan nuestra experiencia del mundo.